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Este Blog está dedicado a mi padre, a su obra de vida, a sus ideas, pero por sobre todas las cosas a su constancia. Al académico, padre y abuelo.
Se agradecen los comentarios inteligentes, que aporten al debate intelectual, que complementen o contrasten los artículos publicados, desde una óptica de respeto por las ideas, incluso aquellas que no se comparten.

miércoles, 11 de junio de 2014

¿DONDE SE SIENTA EL BURRO?

Hace algunos días, mi Esposa, fue a despedir a un familiar a la Terminal No. 3 de nuestro aeropuerto internacional. En tal ocasión me dijo que estaba cerrada  al público. Este tenía que esperar en la puerta, tanto para despedir como para recibir, con la incomodidad propia del calor, no tener donde sentarse, donde tomarse un refrigerio;  en general, sin poder hacer uso de las instalaciones. Pregunto y algunos empleados le dijeron que estaba en reparaciones, prácticamente ya concluidas, pero que todo  hacía indicar que continuaría brindando el servicio en esa forma.

El día 21,  de mayo me toco ir a esperar a mi hijo y mi nieta que llegaban de Caracas. Casi tres meses después había la misma situación.

Interesándome por  lo que ocurría, le pregunte  a la Cra.  de  Información  y me dio la misma explicación, pero ahora insistiendo en que todo seguiría igual, a pesar de que la reparación ya estaba terminada.

Me dedique a buscar información entre los empleados y empleadas  y todos me decían lo mismo, molestos, porque decían que todas las personas le preguntaban y que  ellos  no eran responsables de lo que allí ocurría. Sin dudas, no podían dar una explicación que ni ellos mismos  tenían, al parecer nadie se las  había dado e insistían en que todo parecía indicar que las cosas seguirían igual.

La conclusión de mis averiguaciones con más de 15 empleados y empleadas, hombres, mujeres, jóvenes, viejos, todos i insistían en estar molestos de tener que trabajar en tales condiciones, asegurándome que todo permanecería bajo el mismo sistema de trabajo. Cosa que me resulta increíble. Pues más bien parece una broma de mal gusto o el  capricho de algún burócrata, al que se le ocurrió que eso podía ser  la solución, de un problema que nadie me  podía explicar cuál es.

No solo el público esperaba afuera, si no que había solo una puerta de entrada y de salida  al salón de aeropuerto. Han virado las CADECAS hacia fuera .Todos se quejaban de que después de las seis de la tarde, cuando cierra un kiosco que está afuera, no hay donde tomar ni comer nada. Las personas que están afuera no pueden hacer uso de ninguna instalación de la terminal. Ya cansado de preguntar, sin recibir ninguna explicación lógica, preguntaba entonces  por el responsable del caos que allí se puede ver. Unos me decían  que el responsable era el IACC, otros que se trataba del Ministerio del Transporte y  otros culpaban a un  general de las FAR. Por supuesto, todos con el poder  de dar semejante orden.

¿Quién o quienes deberían pagar por las molestias? ¿Quién paga por el desperdicio de las instalaciones que tanto han costado? ¿Quién es responsable de haber dado una orden tan absurda? No había respuesta. Sólo impunidad.

¿Sera la Terminal No.3  el único aeropuerto  del mundo al que el público no puede entrar?

Unos me decían que eso era así porque los viajeros  se habían quejado  de la anterior situación. Lo cual parece ser el fruto de un oportunismo barato, porque usuarios son todos los que concurren al aeropuerto, no solo los que van a viajar.

Una instalación  como el aeropuerto crea molestias que se trasladan  rápido a cualquier lugar del País. Conocer las causas parece no estar  al alcance de nadie; entonces,   la imagen de desorganización, desprestigio, arbitrariedad  y estupidez,  que semejante situación genera,  son suficientes para convertir el asunto  en un problema político. Pienso qué eso es lo que hay allí  ahora, un  considerable problema político.

No quedando más remedio que preguntarse,  con perdón de tan esforzados animales, ¿Donde ocupa asiento el burrócrata  que ha  generado semejante situación?

Sin dudas, tenemos  “topos”, gente que  ocupan posiciones importantes, que sutilmente están  generando  molestias, descontentos,  desorganización,  sin que haya como exigir  responsabilidad.

Esteban Morales
La Habana, Mayo 19 del 2014

domingo, 8 de junio de 2014

¿QUE LE OCURRIO A ETECSA?

En la reflexión rápida de un “Aprendiz de economista”, no es difícil percatarnos de que le ocurrió a ETECSA  recientemente.

La empresa, muy embullada, lanzó un grupo de iniciativas, que gustaron, e inmediatamente  el público consumidor potencial reaccionó, formando largas colas para disfrutar de las promociones. Entre ellas, la posibilidad de acceder al Correo Electrónico por  vía del  teléfono celular.

Como la vida demostró, se trataba  de un público desconocido para ETECSA. Esta lanzo sus iniciativas y se sentó a la puerta de la tienda para ver qué pasaba. Pero resulta que lo que pasó, no fue el cadáver de su enemigo, sino el cadáver de ETECSA.

Haciéndole poco honor a lo que debe ser una verdadera empresa y más que ello una empresa socialista, ETECSA no hizo ningún estudio de  mercado para lo que estaba ofertando,  ni siquiera de potencial demanda  de los   que  podrían ser  sus   usuarios. La demanda, desconocida por ETECSA, reaccionó y el servicio telefónico celular de  ETECSA y hasta el no celular, colapsó.

También se puso de manifiesto  que no  tuvieron empleados lo suficientemente preparados  para hacer las correspondientes  adaptaciones técnicas  del servicio a miles de teléfonos celulares diferentes.  ¿ETECSA  no sabe que hay miles de teléfonos celulares en Cuba que no vienen del mercado nacional?

¿Alguien en ETECSA pagó por este error elemental? Porque es elemental, que cualquier empresa que se respete, lo primero que debe es conocer su entorno, el mercado en que se mueve. Existen técnicas ya casi ancestrales para hacer el análisis de un potencial mercado, pero ETECSA no aplicó ninguna. Simplemente se sentó a esperar, pero a esperar qué? Como un simple bodeguero a que llegaran los demandantes a  sus   mostradores?

Si miramos detenidamente, nos damos cuenta, que ETECSA aplicó la misma lógica  de los que piensan que en Cuba la gente no tiene dinero para invertir. Por eso se sentaron  con la esperanza de que alguien viniera a comprar sus ofertas, pero sin la más mínima idea  de que la demanda  podía hacer colapsar el sistema.

¿Se puede tener confianza en ese tipo de empresa socialista,  que ni siquiera conoce el entorno mercantil en que se mueve?

¿A quién sancionaron en ETECSA por tan elemental error? ¿Quién garantiza al público que semejante situación  tan molesta no vuelva a ocurrir?




Esteban Morales
La Habana, Mayo 31 del 2014